Desde el comienzo de la gestión de Golía, la planta municipal se ha incrementado en un 20%. Esta incorporación desmedida de personal ha generado dificultades para otorgar aumentos salariales que acompañen el ritmo inflacionario, que en el mismo período alcanzó el 125%. Como resultado, los empleados municipales han visto una pérdida significativa de su poder adquisitivo, estimada en un 30%.
Es notorio el malestar de los agentes, que ven que el incremento de la planta ha limitado los recursos disponibles para un reajuste salarial adecuado, que les permita mantener el poder adquisitivo que tenían en el mes de diciembre.