El próximo domingo, como es de público conocimiento, se realizarán las elecciones de medio tiempo, esas a las que se les suele dar menos atención. Las legislativas. Donde el público en general se encuentra más ajeno y desinteresado. A diferencia de lo que sucede con las que tienen caracter de elección ejecutiva y se elige intendente, gobernados y presidente, entre otros.
Sin embargo, muchas veces, las legislativas pueden ser visagras dentro de la política partidaria y general. Sin ir más lejos, las pasadas PASO retumbaron fuerte en el oficialismo nacional. Pero en este caso, y hablando de Chacabuco, puede significar un desecho de personas de la política o, por el contrario, la impregnación de nombres rumbo al 2023.
En el Frente de Todos vemos nuevamente apellidos importantes como Golía, Belfortti, Carnaghi, Garello y demás. Nombres que han caído frente a la figura de Aiola desde el 2015. Por lo que la posibilidad de una nueva derrota podría significar el fin de carrera de dichos nombres en el panorama. O por el contrario, el resurgimiento de los mismos.
Mientras que por el lado de Juntos, está la aparición de Alejo Pérez en el primer plano, quien hace dos años atrás no hubiera imaginado tal vez, siquiera estar en la secretaría de gobierno. En caso de ganar, y en proporcionalidad a la diferencia, es un nuevo representante que puede comenzar a sonar de cara al 2023, donde – al menos por ahora- no podrá presentarse Victor Aiola como candidato.
Pero en el caso de una primera derrota aiolista, Pérez posiblemente sea el primer nombre que llegue al cesto de la basura. También pueden correr la misma suerte Loli Serritella, un nombre con vistas en dos años más. Será de un extremo a otro. Sin grises.
Ni hablar de las consecuencias que tendría el gabinete local donde ya se han visto muchos cambios luego de victorias. En el caso de una derrota, ni imaginarlo.
Lo cierto es que finalmente, las legislativas parecen ser mucho más importantes de lo que se creen al menos en el núcleo político. La escalera irá al cielo para algunos, o el bollo de papel se encestará en el tacho con total precisión.
Por Juan I. Volpe